No solo obtuve la validación de que la psicoquinesis es real al doblar una cuchara y encender una bombilla, sino que aprendí muchas herramientas para usar en mi vida. Pude liberar muchos de mis miedos y creencias que me habían estado frenando. Al aprender a conectar mi corazón con la fuente, experimenté el amor incondicional una y otra vez.